Uno de nuestros objetivos en Educación Infantil recoge que nuestros alumnos deben:
“observar y explorar el mundo que les rodea a través del juego y la acción, desarrollando actitudes de curiosidad y conservación”
En cambio, la sociedad actual se ha ido encaminando hacia una sobre estimulación con juguetes muy estructurados y sobreprotección del adulto, privando a los niños de experiencias en la naturaleza. Esto hace que se pierdan importantes espacios de desarrollo cognitivo y emocional, pierden capacidad de exploración, de creatividad, de destreza para la convivencia y de resolución de problemas.
Acercar el niño a la naturaleza con elementos naturales como único estímulo hace favorecer su desarrollo en numerosos aspectos.
- Desarrollo a la igualdad. Los niños juegan por igual con palos, piedras, arena, hojas, trepando y se observan más juegos en común entre ambos géneros
- Desarrollo motor. Los niños siguen necesitando el movimiento y la libertad de exploración, aunque sea invierno, aunque haga frío, aunque no sean vacaciones. Jugar al aire libre, ya sea en un patio o parque, con elementos naturales ofrecen un sinfín de oportunidades para que los niños valoren riesgos. Favorece su autoconfianza.
- Reduce el estrés y la ansiedad, la naturaleza ofrece ambientes más relajados porque no hay paredes que contengan a los niños, ni espacios pequeños en los que puedan sentirse agobiados. En la naturaleza o al aire libre un niño con un mal día, con ganas de estar solo, puede hacerlo. Basta con alejarse un poco o sentarse tras una piedra. Están más en sintonía consigo mismos y menos estresados. Esto hace que surjan menos conflictos entre iguales y están más que dispuestos a colaborar entre sí, favoreciendo el trabajo cooperativo.
- Desarrolla la capacidad de aprender a aprender. Los niños investigan, experimentan, relacionan, clasifican y se emocionan en la naturaleza. Los estímulos que ofrece son experiencias sensoriales muy completas. Tocar, ver, oler, probar, oir, sentir….ayuda a construir un conocimiento más difícil de olvidar.
- Desarrolla la imaginación y la creatividad. El hecho de que no haya materiales artificiales y no haya juguetes obliga a los niños a crear los juegos y la diversión a partir de sí mismos. Pueden pasar por momentos de aburrimiento, momentos de no saber qué hacer, pero en la naturaleza siempre acaban encontrando algo que les motiva y que está conectado con una necesidad interna de ellos. Los niños se sienten plenamente felices y alegres.
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Diversos estudios de investigación en neurociencia prueban que los niños que están en contacto con la naturaleza, enferman menos, tienen mejor concentración y autodisciplina, mejor coordinación física, equilibrio y agilidad, son más imaginativos, tienen más habilidad para divertirse y colaborar en equipo son más observadores, muestran más capacidad de razonamiento y más paz interior. Nosotros como educadores debemos facilitar este contacto, podemos abrir nuestras aulas a la naturaleza y aprovecharnos de este gran recurso pedagógico para educar haciendo disfrutar a nuestros alumnos.
“Vivir con la naturaleza y no sólo conocerla” ( María Montessori)
Equipo de Infantil
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