Carlos llegó al cole sin decir una palabra y además no se relacionaba con otros niños y no quería jugar. Un día, durante la acogida, su profesora les contó el cuento “A qué sabe la luna” y fue entonces cuando Carlos dijo sus primeras palabras; león y luna. Desde entonces Carlos comenzó a relacionarse e interactuar con los demás.
El cuento aporta en la primera infancia muchos beneficios y aprendizajes, por ello desde el primer ciclo de Infantil decidimos introducir más espacios dedicados a estos. Pensamos que sería interesante invitar a las familias al aula y darles la oportunidad de que fueran ellos los que contaran los cuentos.
Nos pusimos a ello y de esta forma todos los miércoles por la tarde nuestro alumnado de uno y dos años se reúne alrededor de una historia que vienen a contarnos papá o mamá.
Desde siempre los abuelos nos han contado historias de forma oral, como ellos saben o se las han transmitido, pero ahora existen muchos más recursos permitiendo más creatividad y diversidad de formas a la hora de interpretarlos o escenificarlos. Por eso nuestras familias relatan los cuentos libremente: con o sin soporte, con disfraces, marionetas, a través de la música, etc.
Como ya hemos dicho los cuentos aportan muchos beneficios y nos ayudan a crecer, a vivir aventuras, nos llevan a otros mundos, nos hacen imaginar, soñar, viajar y sin darnos cuenta aprendemos a hablar, como Carlos.
Algunos aspectos que desarrollan los cuentos en esta etapa de 0 a 3 años son:
- La socialización, ya que durante el cuento interactúan con el “cuentacuentos” y entre ellos y favorece que los niños con dificultad en sus relaciones (timidez, vergüenza) comiencen a vencer sus miedos.
- El lenguaje, favorece su desarrollo (comprensión, vocabulario, integrar estructuras sintácticas, pronunciación, etc.)
- La atención, les ayuda de forma cognitiva para desarrollar su memoria y concentración.
- Desarrollan el futuro hábito de la lectura independiente.
- Estimulan la creatividad e imaginación; la habilidad para anticipar y predecir hechos, y desarrolla el pensamiento reflexivo.
- Ayudan a potenciar la atención, la escucha activa y ejercitar la memoria, capacidades necesarias para luego poder adquirir aprendizajes más complejos.
- Ayudan a integrar normas de conducta y a comprender comportamientos.
- Proporcionan la oportunidad de desarrollar valores y adquirir conceptos éticos y principios muy complejos que de otro modo serían muy difíciles de transmitir a temprana edad.
- Crean lazos de cariño entre los adultos y los niños. El dedicarles ese espacio les hace sentir muy especiales, potencia su autoestima y crea momentos maravillosos para el recuerdo.
La creación de esta “tarde de cuento” dio la oportunidad a Carlos de que él fuera el protagonista de ese miércoles en el que su mamá volvió a contarnos “A qué sabe la luna”, en el que Carlos participó de manera activa sintiéndose muy feliz por la presencia de su mamá.
Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Sagrado Corazón
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