Si seguís nuestro blog ya habréis leído diferentes entradas que explican las partes de un proyecto, los diferentes proyectos que hemos ido realizando, la importancia de una buena motivación,… (lee aquí estos artículos). Hoy vamos a profundizar un poco más y vamos a ver cómo un proyecto puede y debe recoger las actividades cotidianas y tradicionales que los niños y niñas viven en su entorno.
El segundo proyecto que estamos terminando es un buen ejemplo de ello. Todos los años y desde hace mucho tiempo los colegios se preparan con mayores o menores esfuerzos para celebrar la Navidad, montar belenes, hacer festivales, preparar felicitaciones, etc. Y todo eso sin parar la actividad “curricular” y las programaciones didácticas previstas para este primer trimestre. Entonces ¿por qué no aprovechar todas estas actividades para incluirlas en un proyecto NCA? ¿por qué no trabajar los objetivos, contenidos y competencias desde la realidad en la que están inmersos? ¿cómo no aprovechar la preparación y puesta en escena de un festival para celebrar todo lo aprendido?
Un pastor ilusionado en busca de un pequeño bebé, una máquina de los deseos a la que le falta una pieza para seguir realizando magia y un ladrón de la Navidad que no encontraba sentido entre tanto regalo y centro comercial adornado. Con estas excusas construimos lo que sabemos sobre la Navidad y nos empeñamos en preparar adornos, entender qué se celebra, hacer una felicitación para enviarla a las casas y muchas más actividades aportadas por los propios chicos y chicas en el aula.
Y todo esto desemboca inevitablemente en una actividad que nos permitirá expresar todo lo que hemos aprendido y disfrutado. Un bonito baile navideño, con la decoración del escenario hecha por nosotros, con unas coreografías personalizadas y con letras que nos ayudan a reforzar la idea de que en Navidad celebramos que Jesús sigue naciendo para todos y todas, siempre y en todo lugar.
Además compartirlo con las familias que también han sido parte del proceso es especialmente ilusionante. Saliendo juntos a llevar al buzón la felicitación sorpresa, exponiendo las actividades y materiales aportados desde casa, recitándoles la poesía aprendida y, un año más, grabando y compartiendo la actuación porque la situación sigue sin permitir acudir presencialmente al colegio.
Mucho es lo aprendido en este tiempo, muchas las destrezas puestas en juego, mucha competencia artística desarrollada,… En este caso lo suyo es poner con mayúscula la palabra Celebración, porque a la del aprendizaje se suma la del cumple de Jesús. ¡Feliz Navidad!
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