Partimos de la base de que la motivación tiene una gran repercusión en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en el rendimiento escolar.
Esta es entendida como un medio que promueve el aprendizaje pero a su vez es recíproco ya que cuando las actividades de aprendizaje son interesantes producen gran motivación e ilusión en su estado emocional.
En la sociedad actual, la motivación es una tarea pendiente dentro de la educación y es labor del educador dar una respuesta contextualizada a los intereses y necesidades de sus alumnos.
En este sentido, el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) responde a dicha necesidad independientemente de la metodología que cada uno adopte, ya que el protagonista es el alumno, tiene la oportunidad de unir su contexto personal con los contenidos del aula, sus intereses y experiencias son el eje conductor del proceso del aprendizaje, y la resolución de las situaciones planteadas suponen un incentivo por la utilidad que aporta en su vida diaria y /o en el contexto del proyecto.
En este caso nos centraremos en la motivación extrínseca, es decir, que no nace del interior de la persona, sino que se trata de todos aquellos estímulos o recompensas que necesita el niño para realizar una determinada acción o poner mayor interés y empeño.
En nuestro colegio, La Salle Plasencia, consideramos que para iniciar un proyecto en la Etapa Infantil es necesario un ELEMENTO MOTIVADOR.
¿Qué debemos saber sobre ello?
- Este debe ser estimulante, atrayente… incluso fantasioso; de tal modo que genere motivación, ilusión, alegría, emoción…y muchas ganas de aprender.
Por ejemplo: una carta de un pirata, la visita de un caballero, una caja con disfraces…
- Ha de mostrar el hilo conductor de la “historia” que hay tras el proyecto, marcando un principio y un fin.
A modo de ejemplo: un caballero que necesita un castillo nuevo, un pirata que quiere cambiar de vida…
Esto propicia la planificación del proyecto (nuestra manera de darle respuesta como grupo-clase): ¿Qué sabemos?, ¿Qué queremos saber? Y ¿Qué queremos hacer?
Así hacemos de esta “historia” (el proyecto) algo nuestro, en lo que el alumno es el protagonista. La clase decide qué y cómo hacerlo, con la mediación del tutor.
- Así dará sentido al proyecto, ¿Por qué lo hacemos? (ya no lo manda un libro…)
Queremos ayudar a alguien, resolver una situación, un problema (real o imaginario) Tenemos un fin: Ayudar a un caballero, crear una escuela de circo, enseñar algo a los demás… esto propicia la investigación y la producción de aprendizajes significativos porque les ayuda a resolver las situaciones que se plantean y porque ellos deciden qué emplean y de qué manera para dar respuesta a cada situación)
- Otro elemento esencial en la motivación es la decoración de galerías, aulas… con la colaboración de las familias ya que favorece tanto la ilusión-motivación del niño como la implicación de estas en la escuela; siendo aún más gratificante y emotivo para los alumnos y alumnas.
- Es interesante incluir una visita (dentro o fuera del centro) que permita a los niños vivir el proyecto como algo real, que está ocurriendo, les incluye y es parte de su vida (experiencias).
Visitar un castillo, un zoo, un parque… o que nos visiten personajes (un payaso, un astronauta, un pirata…)
- Así pues, en base a nuestra experiencia, podemos decir que son tres los elementos esenciales al iniciar un proyecto de manera motivadora y estimulante:
– Recepción de un objeto (carta, disfraces, caja sorpresa, cofre…)
– Decoración-ambientación
– Visita (bien sea de exterior o de algún personaje)
Como conclusión, no podemos olvidar que a la hora de lanzar un proyecto es primordial hacer uso de la IMAGINACIÓN y la CREATIVIDAD a fin de contextualizarlo y adaptarlo a nuestro entorno, recursos e intereses para que nuestros alumnos y alumnas lo vivan desde la motivación, la ilusión y la alegría.
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