En la etapa infantil, los niños y niñas requieren del movimiento para crecer. El desarrollo motor es básico para posibilitar el desarrollo mental, en general. La percepción de los objetos, el conocimiento mismo del mundo que les rodea y sus propias capacidades.

La ciencia reconoce en la actualidad el impacto que el movimiento tiene sobre el cerebro en desarrollo. La actividad física integrada en la actividad diaria, no solo de manera específica sino transversal, permite la conciencia activa del mundo, pues potencia el uso de miradas alternativas, desde la interpretación de la vida en múltiples contextos de aprendizaje.

Siguiendo esta línea pedagógica, la natación y la adaptación al medio acuático acumulan una serie de estímulos que ayudan al niño en el desarrollo de habilidades motoras, cognitivas y afectivas, ampliando la sociabilidad y la confianza en sí mismo. Por eso, la natación tiene gran importancia para la psicomotricidad en Educación Infantil.

Es esencial proporcionar al niño experiencias y materiales  diversos y por ello  la psicomotricidad debe ser incluida en cualquier tipo de actividad acuática para poder buscar sensaciones y conciencia del cuerpo.

Muchos autores defienden que cuanto antes se introduzca al niño en el medio acuático antes se obtendrán los beneficios que esta puede ofrecer.

  • Beneficios físicos: la natación mejora la coordinación, el equilibrio, la flexibilidad, la agilidad, la velocidad y la fuerza muscular. Además previene la obesidad y baja el colesterol y aumenta la capacidad cardíaca y respiratoria.
  • Beneficios psicológicos: la natación ayuda los niños a lograr confianza en sí mismos y en los retos que puede alcanzar. Es muy importante enseñarla como medida de autoprotección porque la mayoría de los accidentes y ahogamientos ocurren en piscinas o playas.
  • Beneficios socio- afectivos: Desarrolla la autoestima y confianza, Manejo del estrés y la ansiedad, Resiliencia y perseverancia y Promoción de la socialización, en relación a la este último punto, la socialización juega un papel importante a través de juego. Donde los niños/as aprenden a cooperar, trabajar en equipo y sentirse parte de un grupo.

«El niño que ha experimentado el medio acuático como algo satisfactorio desarrolla una actitud acuática positiva y aunque no aprenda técnicas específicas hasta más adelante, su conducta en el agua será sustancialmente diferente de aquel que no la tiene». Del Castillo (2001).

 

 

Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Antúnez