“Un buen juguete es aquel que, sin ser nada en concreto, puede ser todo”
Francesco Tonucci
El juego es la principal herramienta de aprendizaje de la niña y el niño. A través del juego se nutre, aprende, descubre, experimenta, siente, disfruta, prueba y alimenta sus sentidos llenando su bagaje de aventuras y vivencias.
El juego es la manera que tienen los niños de descubrir el mundo, por lo que escoger bien los materiales para hacerlo es fundamental, y es nuestra labor como adultos, poner a su alcance juegos y materiales adecuados y de calidad, escogiendo para ellos lo mejor en cada caso.
Y para ello los materiales desestructurados son una opción muy a tener en cuenta para cualquiera etapa y edad de Educación Infantil, y de los que en muchas ocasiones nos olvidamos en detrimento de otros materiales elaborados y “comerciales”.
Pero, ¿qué es un material desestructurado?
Se trata de aquel elemento de juego que no tiene una función única o específica, sino que puede ser lo que la niña o el niño quiera o imagine. No tiene instrucciones concretas, sino que su funcionalidad se la da quien lo emplea o usa. Por ejemplo, unos palos de madera, unas piedras o la arena, todos ellos son materiales sin estructura concreta o cerrada, que potencian el juego libre.
Y ¿por qué escoger un material desestructurado? Aquí tienes 10 razones fundamentales:
- El protagonista del juego es el niño o la niña. Los juegos desestructurados fomentan la proactividad del niño y la niña, haciendo que el juego gire alrededor de la acción que ellos generan, porque el material puede ser lo que ellos decidan que va a ser.
- Favorece su imaginación. Este material sin normas, instrucciones o límites, hace que la imaginación de la niña y el niño vuele alto y sea la que gestiona el juego, lo que le hace perfecto para el desarrollo integral de su cerebro.
- Potencia la creatividad. La etapa de 0-6 años es la más sensible para crear y construir elaborando a través de la imaginación ya que es cuando mayor plasticidad cerebral existe. Al quitarle al material ese peso de estructura fija y establecida, le damos a los niños libertad para crear y experimentar de forma natural, orgánica y en consonancia con sus tiempos y necesidades evolutivas.
- Es un juego infinito e ilimitado. No hay una edad para cada juego ni un único juego posible, sino que son incontables sus posibilidades. El material puede ser lo que la niña o el niño deseen, por lo que no tiene un fin principal y no se acaba ni se agota.
- El juego libre favorece las herramientas intrínsecas de los niños y las niñas. Dependiendo de la etapa en la que se encuentre podrá desarrollar un juego u otro. Al inicio será un juego más funcional o de imitación, para después convertirse en un juego simbólico rico y de creatividad. Irá cambiando según su edad y etapa de desarrollo, exprimiendo sus cualidades intrínsecas, permitiéndoles ser los artífices de su propio aprendizaje y tejer sus propios mapas neuronales de información.
- Enriquecimiento sensorial. Podrá experimentar con sus sentidos lo que el juego le evoque, a través del tacto, el oído, el olfato o la vista, ya que algunos de estos materiales desestructurados son materiales naturales, que permiten sentir y percibir el juego con todos los sentidos.
- Este juego no precisa unas instrucciones rígidas, sino que todo es posible a través de la acción espontánea del niño, es decir no existe el bien o el mal, sino que cualquier opción de juego es válida siempre que sea desde el respeto a uno mismo y a los demás.
- Favorece la inteligencia y el razonamiento. A través del juego desestructurado es el niño o la niña quien razona, piensa, elabora y lleva a cabo el juego, de manera autónoma, y esto activa procesamientos en él o ella que, de otro modo, no se desencadenarían.
- Potencia el pensamiento abstracto. Elaborar a través de nada concreto, no suele ser lo habitual en los juegos que tienen acceso los niños hoy en día, por lo que el pensamiento abstracto no suele favorecerse.
- Mayor capacidad de resolución de conflictos. Al no ser una herramienta cerrada con un único uso o funcionalidad, propicia situaciones de pensamiento y resolución de conflictos. Cuando la niña o el niño se presentan, por ejemplo, ante una construcción que no pueden llevar a cabo o una idea que no son capaces en un inicio de realizar, se ven invitados a potenciar el razonamiento, el pensamiento y el ensayo- error, para así acabar resolviendo el conflicto por sí mismos.
Y ¿qué materiales pueden ser idóneos para jugar desestructuradamente?
Básicamente, puede ser cualquier elemento, material o abstracto, que ofrezca posibilidades de juego y experimentación. Vamos, con lo que han jugado los niños toda la vida cuando no había dinero para comprar juguetes…
Aquí podemos ver algunos ejemplos:
– Bolsa del tesoro: Material desestructurado perfecto para bebés y primera infancia. Con estos elementos el bebé estimula sus sentidos, conociéndolos a través del tacto, el gusto o la vista. Ideal para mejorar la motricidad fina, la coordinación óculo-manual y las destrezas manipulativas. Con ellos puede aprender a chocar objetos entre sí, a tirar y dar, rodar, girar, sonar, jugar de manera funcional, meter o sacar. Acciones imprescindibles para la autonomía diaria.
– Bloques irregulares de madera: Se trata de unas piezas de madera desiguales, perfectas para realizar mini mundos, jugar a crear historias, aprender a apilar e incluso a destruir, siendo nosotros quienes lo apilemos y permitiendo que el niño y la niña lo derriben. Este juego les encanta y es una etapa que los niños y niñas llevan a cabo a lo largo de su desarrollo.
Con este juego podemos favorecer la espera, la paciencia, la atención, la coordinación óculo-manual, además de todas las características mencionadas anteriormente.
– Elementos de juego Carla: Un juego rico en todos los sentidos, perfecto para adquirir colores, formas, jugar a construir, realizar juego simbólico jugando a mini mundos o a comiditas, crear mandalas con sus piezas, hacer collares con sus anillas o aprender a contar de una manera única. Por ello es un juego que puede acompañarnos durante toda la infancia, ya que las opciones de juego son infinitas y además es un material de gran calidad.
– Construyendo con bloques de cartón: Este material de bloques de cartón es ideal para crear diferentes espacios, jugar a distintas profesiones, hacer construcciones como casas, tiendas, una cueva o un escondite, ideal para los niños y niñas, ya que les encanta tener su propio espacio y escondite para leer, jugar o crear. Un material así nos proporciona un juego libre muy variado. Podemos incluso pintar los bloques o decorarlos con otros materiales.
– Piezas Sueltas de la Naturaleza: piedras, hojas, palos, conchas y piñas…
– Personajes para Mini-Mundos: cualquier figura pseudo humanas es imprescindible en cualquier minimundo o juego simbólico en miniatura que se precise. ( Nins, grims..)
Una dinámica muy interesante para iniciarnos con esta dinámica de juego no estructurado y sus materiales, sería “la búsqueda del tesoro”, una fase de búsqueda y recolección de tesoros.
Es una actividad slow, un proceso a largo plazo, que podéis preparar los adultos solos, pero también en compañía de los peques, y esa búsqueda es una tarea de absoluta creatividad que puede ser planteada como una actividad en sí.
Puede ser una recolección de objetos de la naturaleza, objetos reciclados, elementos de uso diario, materiales no estructurados diseñados para el juego, objetos que destripamos y reutilizamos en otros usos, materiales de construcción o materiales de todo tipo que hayamos alterado/mejorado de alguna forma…
Puede ser una expedición en una tienda en busca de materiales creativos y de fin abierto. Lugares como una ferretería o una tienda de manualidades son fuentes inagotables de inspiración. O puede suceder sin salir de casa, una búsqueda de objetos que necesitan urgentemente una segunda vida.
Quizá, ha llegado el momento de volver a reencontrarnos con nuestro niño interno, recordar esos juegos infantiles que nos hacían estar horas inmersos en un descubrimiento, un invento, una creación… jugar nosotros mismos con eso materiales desestructurados: palos de madrea, pinzas de la ropa, piedras, ramas, piñas, bloques de corcho, los nins de Grapat, rollos de cartón, flores, pétalos de rosa, piezas de madrera y crear “grandes” mini mundos.
Todos los niños tienen el empuje del juego, y depende de nosotros, como adultos, padres y educadores de proporcionarles el tipo de oportunidades para que realmente lo sigan, sin perder nunca de vista que el juego es un momento de alegría, y que ese juego da significado a la vida de los niños.
Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle La Paloma
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