Aprendiendo desde la propia acción.
El psicólogo constructivista Jean Piaget estableció que el juego simbólico -propio del estado preoperacional- surge a partir de los dos años de edad y que consiste en la simulación de situaciones, objetos o personajes que, en realidad, no están realmente presentes en el momento en el que se desarrolla el juego libre y espontáneo infantil.
Nuestro entorno internivel de Expresión Oral y Comunicativa recoge el testigo del padre de la psicología evolutiva, puesto que permite -desde el desarrollo de los contenidos del juego simbólico, las marionetas y la iniciación al taller de teatro desde la dramatización- que nuestro alumnado lasaliano desarrolle la autonomía necesaria en el control de emociones, pensamientos y conductas que le facilitará, a su vez, la adaptación a distintas situaciones y le generará, también, oportunidades directas para el autoaprendizaje.
Con este entorno lo que pretendemos es potenciar, de manera progresiva, las capacidades expresivas orales y comunicativas de nuestro alumnado, proponiendo para ello actividades relacionadas con el juego simbólico, la expresión oral, la representación de cuentos a través de su dramatización o la creación y el manejo de marionetas. La aportación de esta propuesta internivel tiene una secuencia que se organiza por trimestres, la cual irá alimentando procesos posteriores más complejos, ayudando de esta forma a la construcción de la persona desde la educación en valores concretos, como la ayuda a sus iguales, el trabajo en equipo, etc. La propuesta teatral se centra en ofrecer, al mismo tiempo, actividades de juego libre, con otras en las que el profesorado ofrece al alumnado la posibilidad de participar en actividades más concretas, ya sean éstas dirigidas o procesuales. Los contenidos que se proponen, tanto de juego libre como de propuestas más dirigidas, se centran en el juego simbólico, en las marionetas y en un primer acercamiento al mundo del teatro a través de la preparación de pequeñas y sencillas obras de teatro que van siendo creadas por el propio alumnado -con la conveniente orientación, estímulo y supervisión puntual por parte del profesorado-.
Profundizando un poco más en el contenido específico del segundo trimestre -la construcción y manejo de diferentes tipos de marionetas- cabe destacar que los niños se convierten en creadores de su propio personaje y, posteriormente, en actores al darle vida manipulándolo en el aula, ideando y ensayando sencillas y breves situaciones -germen de lo que sería una escena teatral debidamente estructurada- para, finalmente, ponerlas en escena (representarlas) en el aula para ellos mismos y para sus compañeros. De esta forma recogemos los valores creativos y educativos del teatro e introducimos a nuestro alumnado en una práctica teatral completa, puesto que irán asumiendo indistintamente tanto el rol de actor como el de espectador.
El contenido marionetas nos permite seguir promoviendo el juego simbólico y, además, crear diferentes tipos de marionetas -las posibilidades son muy amplias si enfocamos el contenido con visión creativa-, desde las más sencillas hasta las más complejas. A modo de ejemplo, aquí nos centramos ahora en una de las propuestas más básicas para llevar a cabo este recurso educativo y teatral: la creación de una marioneta a partir de su simple dibujo en un papel, su recortado, su plastificado y la colocación de un soporte para que el niño la pueda manipular a la hora de jugar y representar con ella. Con tan solo dos sesiones de este internivel, desarrollamos adecuadamente nuestra propuesta. La primera sesión los niños la dedican a crear y a colorear sus marionetas. La segunda sesión se divide en dos partes. La primera es para orientar a nuestros alumnos -especialmente la primera vez que lo hacen- para que sean capaces de inventar y preparar su pequeña escena. ¿Cómo lo hacemos? Pues les invitamos a poner nombre a su personaje, a dialogar improvisadamente con las otras marionetas -la del compañero o la de los compañeros con los que van a llevar a cabo su sencilla historia- y, finalmente, a volver a jugar todo lo inventado con el objetivo de afianzarlo mentalmente. La segunda parte de la sesión es la más emocionante. Sentamos a nuestros alumnos en semicírculo y vamos invitando a cada pareja, trío o equipo cooperativo a salir a escena para representar su historia. En ese momento, cuidando mucho la creación de ambiente adecuado, los niños presentan sus escenas y, cuando terminan, reciben el aplauso de todos sus compañeros mientras saludan teatralmente para agradecerlo. El valor educativo del aplauso teatral resulta fundamental, ya que contribuye enormemente a ir asentando la confianza en uno mismo y en los demás.
El principio pedagógico de la Dimensión social del aprendizaje se hace presente en este entorno internivel comunicativo de marionetas de múltiples formas. Por ejemplo, a través de la proyección personal que el alumno realiza con el personaje que idea, crea y dibuja, y al que después da voz y vida propia con su cuerpo, mente y espíritu interior. Se trata de una dimensión social que comienza con el ejercicio personal e individual de crear cada uno a su personaje para, posteriormente, encontrarse con los de los demás y unirse para jugar juntos. Ponemos a los niños en situación de interactuar juntos, creando y desarrollando una situación (escena) específica. Las historias que van creando contienen y reflejan el mundo interior y social que cada uno de ellos vive hoy y, al ser compartidas con sus compañeros, provocan un intercambio de ideas y un aprendizaje recíproco y continuo. Además, hay que destacar que los niños, cuando juegan al teatro, comienzan a superar grandes dificultades como la de ser capaces de salir de ellos mismos y la de hablar y expresarse delante de un público.
Con la técnica teatral -educativa y específica- de las marionetas nuestras aulas se transforman directamente en entornos de vida social, porque a través de esta actividad, nuestros alumnos reflexionan juntos, dialogan en grupo y gestionan su capacidad individual para comunicarse con los demás -como medio para la presentación e intercambio de argumentos-, compartiendo, en definitiva, la propia experiencia acumulada.
Y con relación al principio pedagógico Conducta y actividad autorregulada, hay que señalar que este entorno internivel de expresión oral también pone el foco en la acción individual del alumno, con el claro objetivo de facilitar la expansión constante de las propias capacidades personales. Porque cuando el niño juega al teatro, al hacerlo, se enfrenta de manera placentera al reto de mirarse por dentro para tratar de proyectar hacia fuera su deseo más íntimo: a su personaje, el cual es su propio alter ego, la persona en la que se reconoce o con la que se identifica, ya sea de una manera real o ficticia. Se trata, pues, de poner en marcha una tarea lúdica y docente aparentemente fácil pero que en realidad es bastante compleja y que encierra una gran responsabilidad educativa. Nuestro reto como educadores es, precisamente, el de estimular y saber acompañar esos procesos personales y grupales, permitiendo que cada alumno sea capaz de conocerse y descubrirse a sí mismo para, a la vez, llegar a encontrarse con los demás y conseguir enriquecerse mutuamente y aprender juntos. Y, sin lugar a dudas, el entrenamiento y el trabajo con las marionetas en la educación son un excelente medio para conseguir estos grandes propósitos.
Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan.
Jean Piaget
Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Sagrado Corazón
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