¡QUÉ BONITO ES CONOCERNOS!

‘’Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta’’

(Carl Jung)

Actualmente, vivimos en una sociedad con tanto ruido en la que el ritmo diario nos impide PARAR. Las obligaciones impuestas y otras que nosotros mismos nos adjudicamos, hacen que continuamente nuestro cuerpo esté en un lugar y nuestra mente en otro. De tal manera, que no disfrutamos realmente de cada momento, es decir, no estamos PRESENTES.

Aunque resulte difícil cambiar de un momento a otro el ritmo de todo lo que nos rodea (familia, amigos, trabajo, tecnología, consumismo…), debemos ser conscientes que el cambio comienza en uno mismo, y todas las respuestas a las preguntas que tenemos están en nuestro interior. Lo único que debemos aprender es a ESCUCHARNOS y saber que el ruido exterior nunca es un obstáculo si existe un silencio interior.

Nuestro físico, nuestra apariencia, es preciosa, como un iceberg que resalta con su pureza sobre el mar, pero para que podamos ver un iceberg luminoso, debe de existir una parte sumergida grandiosa que lo sostenga y le permita flotar. Es aquí́, cuando nos adentramos en las emociones, los sentimientos, ideas, pensamientos, creencias, es decir, nuestro mundo interior.

No podemos obviar las emociones, ya que todo lo que en ellas ocurra se verá́ reflejado en nuestro cuerpo, pues ambas se complementan formando nuestra verdadera esencia.

Cuando se es consciente de la importancia de ambos mundos, es maravilloso sentir como se consigue tener una paz, silencio interior y conexión con uno mismo. Sientes que puedes hacer todo lo que te propongas, notando un amor hacia a ti que no podrás explicarlo con palabras, pero con tan solo la mirada serás capaz de reflejarlo a los demás.

Y es que todos poseemos una luz en nuestro interior que, aunque las lágrimas del alma a veces impidan verla, debemos procurar que nunca se apague y no solo te ilumine a ti, sino que también resplandezca a los demás.

Todo ello, es lo que día a día en nuestras aulas tratamos de hacer con el alumnado. Además de atender la parte curricular, nos centramos en cuidar con mucho mimo las emociones de los niños y niñas, ayudándoles a descubrir poco a poco su luz.

Es maravilloso contemplar como desde edades tan tempranas, los niños y niñas van siendo capaces de poner nombre a la emoción que sienten en cada momento y tratar de gestionarlas.

Sin duda, estamos convencidos de que este es el camino que nos va a permitir seguir avanzando hacia una educación integral, en donde lo personal tiene igual de cabida que lo académico.

Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Arucas