“El juego es la expresión más auténtica y el medio de aprendizaje más efectivo del niño”

Jean Piaget

Si tanto el juego y como el lenguaje forman parte del desarrollo evolutivo normal de los niños ¿Por qué no juntar ambos para que sumen el uno al otro?.

Podemos definir el juego simbólico como toda actividad espontánea en la que los niños utilizan sus estructuras mentales para simular un escenario como entretenimiento. Es, a su vez, una herramienta que estimula el lenguaje ya que incentiva la necesidad de comunicar, porque mientras simulan y juegan a ser, los pequeños dialogan y, al compartir el juego, utilizan la lengua  como forma de comunicación a la vez que como instrumento de socialización.

Es para ellos algo estimulante y divertido crear situaciones en las que pueden hacer cosas que, en la vida real, suelen estar reservadas a los adultos. Jugar a ser doctores o cocinar en una cocina infantil les ayuda a entender su entorno, a organizar sus conocimientos y desarrollar habilidades mentales como la memoria, la atención, la imaginación y la creatividad.

Asimismo, es una herramienta de socialización pues al ponerse en el papel de otro personaje, empatizan con los sentimientos, emociones o roles de éstos y aprenden a viajar fuera de ese “Yo” tan omnipresente .

El juego simbólico comienza a realizarse de forma colectiva hacia los 3 años, con simulaciones donde intervienen diferentes personajes y donde los niños se atribuyen espontáneamente distintos papeles, llegando a hacer verdaderas representaciones teatrales en sus espacios, jugando con distintos elementos a su alcance como animales, marionetas, guiñoles, bebés, carritos, cocinitas, alimentos y utensilios de cocina.

Por eso, en nuestra metodología NCA, en nuestro espacio proyecto y en el entorno de internivel de expresión oral y comunicativa, se planea potenciar dichas capacidades de nuestros alumnos, como elemento motor de desarrollo del lenguaje. Y de esta manera, se proponen actividades relacionadas con el juego simbólico. Porque creemos que el  juego es la forma más elevada de todo aprendizaje y la puerta al corazón del niño.

Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle La Paloma