“Quédate a un lado por un tiempo y deja espacio para aprender y observar cuidadosamente lo que los niños hacen, y después, si lo has entendido bien, tal vez enseñar sea diferente”. Loris Magalucci

En nuestro nuevo contexto de aprendizaje, los educadores tienen un papel muy importante dentro del mismo y son imprescindibles para poder seguir haciendo realidad este cambio educativo, y para ello es necesario seguir profundizando en ese “cambio de mirada”, y no dejar de reflexionar de manera constante sobre cuál es el papel del adulto con el niño para acompañarle en su desarrollo y aprendizaje.

Para realizar un buen acompañamiento, la mirada y actitud del adulto siempre debe hacerse desde un acompañamiento respetuoso, hay que entender que el niño es un ser competente, con curiosidad y deseos de aprender, con derechos y capacidades.

Es necesario acompañarle sin dirigir la acción, implicándonos emocionalmente, reconociendo sus sentimientos y sus emociones y poniendo palabras a todo ello. La observación debe ser atenta y cuidada, interviniendo en los momentos adecuados, aquellos en los que el niño nos busca con la mirada, o en aquellos en los que es necesario resolver alguna situación o necesidad.

La actitud del adulto debería ser una actitud de acogida empática, que reúna por tanto conceptos tales como respeto, acogida, escucha y comprensión, porque nunca debemos dejar de ver al niño como una persona con una experiencia única, que ha de ser aceptada, escuchada, acogida y acompañada.

En este nuevo contexto de aprendizaje, nosotros queremos materializarlo en formar niños y niñas con recursos para enfrentarse a la vida que les toque vivir. El objetivo de abrirse a la creación implica una capacidad de crear respuestas hacia los retos que les van a ir surgiendo, con ocho meses será cómo subir un escalón, con seis años será descifrar esas líneas negras que juntas suenan tan bien e incluso son mi nombre. Y todo ello en un contexto social donde tendré que aprender a vivir, a respetar y a ser respetado,  a que me den mi espacio y a darlo a los demás

Y es ahí donde el papel del educador dentro de las aulas es de vital importancia, ya que como maestros, debemos buscar y construir un aula en la que los más pequeños puedan ser, y ser capaces de preparar ambientes adecuados para cada etapa de desarrollo.

En nuestro camino de formación y transformación hemos constatado que comenzar a auto-conocernos y la reflexión constante de nuestra práctica docente nos lleva a cambios, que serán solo un granito de arena, no serán un todo, pero es un comienzo, estamos en acción.

Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Griñón