Dentro de la nueva mirada educativa, en la que el niño es el centro, creemos firmemente que la libertad de acción y movimiento en cada espacio escolar es una pieza importantísima en su desarrollo cognitivo y físico. Por eso apostamos por una psicomotricidad libre y vivenciada basada en la Práctica Psicomotriz Aucouturier.

La práctica psicomotriz favorece la maduración general del niño. Es por esto que podemos afirmar que ayuda positivamente al aprendizaje en las tres áreas de la etapa:

  • Medio físico y social: facilitando la comunicación verbal y no verbal con el otro.
  • Comunicación y representación: facilita la maduración hacia el pensamiento operatorio. Permite el desarrollo de la comunicación simbólica y oral del niño.
  • Identidad y autonomía personal: facilita al niño el placer de sentirse y ser uno mismo. Le demuestra lo que es y de lo que es capaz de hacer, respetando su ritmo.

En la práctica psicomotriz son importantes los materiales específicos, la sala y, sobre todo, el acompañamiento del adulto que asegura el espacio, y asegura emocionalmente al niño en cada reto que se plantea. Durante la sesión se trata a cada niño como el ser único y original que es,  a través de una actitud de escucha, empatía y respeto.

En la sesión, permitimos moverse a los niños en libertad y que, a través del juego y de la acción, movilicen su cuerpo desde el deseo y el placer. Esto posibilita que se muevan emociones, imágenes, sensaciones, pensamientos… y puedan exteriorizar así su mundo interno: sus potencialidades, sus miedos, sus dificultades, sus deseos, sus emociones, sus alegrías… Todo esto sucede en un espacio perfectamente diseñado y pensado, para que sea posible dentro de un encuadre de seguridad física y afectiva que les acompaña, les contiene y les sostiene en todo su desarrollo.

La sala  de psicomotricidad se convierte así en un lugar mágico y esperado por los niños cada semana, donde, sin miedo, pueden expresarse libremente. Y poco a poco, de la mano del adulto, irán construyendo una imagen de ellos mismos más armónica y feliz, basada en lo que van descubriendo y consiguiendo, y no en aquello que no son capaces de hacer.

Creemos que esa mirada de respeto hacia los niños, es la que facilita un aprendizaje pleno y feliz en nuestros colegios.

¿Y fuera de la sala? ¿Cómo podemos favorecer el placer y el disfrute por el movimiento?

Es muy importante que los niños, desde bien pequeños entiendan que son capaces de hacer las cosas por sí mismos. También moverse y desplazarse. Los adultos debemos acompañar y generar un ambiente seguro en  sus aventuras. No transmitirles nuestros miedos ante nuevos retos (saltos, trepar, subir y bajar escaleras…)

En esos momentos debemos estar con ellos  de manera activa en el juego, es decir, no marcando lo que deben hacer, pero sí acompañándolos en lo que hacen, sosteniéndolos con la mirada durante el juego y siendo motivadores con las palabras. Por ejemplo:

  • “He visto lo alto que has subido al tobogán”
  • “Me gusta ver como trepas por las cuerdas”
  • “¿Tienes miedo? – “Te doy la mano y lo hacemos juntos”

Y evitar aquellas que crean bloqueos o miedos:

  • ¡Cuidado te vas a caer!
  • ¡Ya lo hago yo, tú sólo no!
  • ¡Eres pequeño te vas a hacer daño!

Os invitamos a buscar espacios fuera del aula, en parques, jardines y si es posible en plena naturaleza. Donde los niños puedan moverse en libertad y descubrir todo aquello que son capaces de hacer por sí mismos y con nuestra mirada de cariño y respeto a su lado.

Si queréis  saber más sobre la Práctica Psicomotriz Aucouturier os facilitamos un enlace en el que encontraréis artículos para ahondar más en esta apasionante Psicomotricidad.

http://www.alaya.es/2018/04/18/todo-lo-que-debes-saber-sobre-psicomotricidad/