Sabemos que, cuando un niño o una niña llega a un aula, las primeras cosas que van a sentir son la calidez,  la seguridad y el cariño que le ofrece el abrazo y la mano de su maestro, de su maestra. Momentos que van más allá de un acto de cariño…. momentos de encuentro y seguridad para el niño y para la niña,  muy importantes para su aprendizaje y crecimiento.

Esta reflexión nos lleva a preguntarnos ante esta nueva situación… ¿Y ahora? ¿Cómo crear ese ambiente en el aula? ¿Cómo dar seguridad a los niños y las niñas? ¿Queremos un aula sin ese ambiente y sin esa seguridad?. La respuesta inmediata es no, pero no nos podemos quedar ahí. La siguiente pregunta es  ¿cómo podemos abrazar con la mirada?

Crear un ambiente que abrace en el aula, un ambiente empapado de seguridad y de amor es posible… incluso con menos abrazos.

Se puede abrazar con la palabra; nos toca ser más conscientes de cómo se habla a los niños y a las niñas, con un tono de voz suave, sin alzar la voz, mirándolos a los ojos cuando les hablamos, a su altura… y usando palabras que les den seguridad, que les animen a seguir avanzando… Creando vínculos con ellos, desde el tono y la manera de hablar, hacen que se sientan queridos, respetados y abrazados..

Se puede abrazar con el espacio escolar, facilitando entornos y materiales que les permitan expresar aquello que sienten: espacios de calma y retiro, materiales que les transmitan tranquilidad (botes de calma, refugios para relajarse…).  Dejándoles espacios y tiempos para que puedan expresar lo que necesitan. Se llenan de fuerza las asambleas de encuentro. En ellas podemos reír juntos, expresar lo que sentimos y queremos… o poder estar enfadados o tristes.

No podemos olvidarnos en estos nuevos abrazos de la música y de la interioridad… tiempos de escucha y momentos de encuentro con ellos mismos y con el otro, mediante ejercicios de calma, danzas, expresión plástica…

Y por último, cómo les recibiremos cada mañana en la puerta de la clase… nuestra sonrisa, nuestra mirada, serán nuestros nuevos  abrazos. Cada palabra dicha con suavidad, con cariño al irse a casa serán nuestros nuevos besos.

Porque volveremos a abrazarnos… pero, mientras tanto, no dejaremos de envolver a los niños y niñas en un ambiente, donde las emociones y la calidez de las relaciones, sigan siendo el centro de nuestros colegios.

Post escrito por el Equipo de Infantil de La Salle Institución